¿Qué le pasa a mi cuerpo cuando tengo un ataque de pánico?

Lic. Cannizzaro Macarena – MP 12441 Psicóloga | Punto de Acuerdo

Una de las frases más comunes que escucho en el consultorio es:

“Siento que mi cuerpo se descontrola, que algo adentro se rompe y no puedo detenerlo.”

Y lo entiendo. Vivir un ataque de pánico no solo es angustiante, también desconcertante.
Por eso, este artículo busca explicarte qué sucede en tu cuerpo durante ese momento, para que puedas entenderlo, reconocerlo y, sobre todo, perderle un poco de miedo.

La ansiedad como sistema de alarma

La ansiedad no es tu enemiga: es una emoción que cumple una función adaptativa.
Su tarea es prepararte para enfrentar un posible peligro, como si activara una alarma interna.
Cuando esa alarma se enciende sin que haya una amenaza real, aparece el ataque de pánico: una reacción intensa del cuerpo frente a una interpretación errónea del peligro.

El circuito del pánico: cuando la alarma se desregula

Según la teoría bio-psico-social de David Barlow, el ataque de pánico se origina por una combinación de tres factores:

  1. Vulnerabilidad biológica: un sistema nervioso más sensible o reactivo.

  2. Vulnerabilidad psicológica: creencias sobre lo “peligroso” de ciertas sensaciones corporales (por ejemplo, “si mi corazón late rápido, es un infarto”).

  3. Eventos estresantes: situaciones que saturan al cuerpo y actúan como “disparadores”.

El resultado es que el cuerpo reacciona como si estuviera frente a un peligro real, aunque no lo haya.

Y ese malentendido entre el cuerpo y la mente produce
el círculo del pánico:
sensación física → interpretación catastrófica → más miedo → más síntomas.

Lo que realmente está ocurriendo en tu cuerpo

Durante un ataque de pánico, el cerebro envía una señal al sistema nervioso simpático, que activa la respuesta de lucha o huida.
Esa activación produce una cascada de cambios fisiológicos:

  • Aceleración del corazón: para bombear sangre a los músculos y “prepararte para correr”.

  • Respiración rápida o superficial: aumenta el oxígeno, pero reduce el CO₂, lo que genera mareo, hormigueo o sensación de irrealidad.

  • Tensión muscular: el cuerpo se prepara para reaccionar, lo que genera rigidez y dolor.

  • Dilata las pupilas: para mejorar la visión periférica, aunque puede causar visión borrosa o luces intensas.

  • Inhibe la digestión: por eso aparece el “nudo en el estómago” o las náuseas.

Todo esto es natural y temporal. El cuerpo no está colapsando; está sobre-reaccionando a una falsa alarma.

¿Por qué sentís que “te vas a morir” o “te estás volviendo loco”?

Estas sensaciones aparecen porque el cuerpo está funcionando al límite de su activación fisiológica.
La mente interpreta esa intensidad como “peligro inminente”, pero en realidad es un reflejo del exceso de adrenalina y la hiperventilación.
No hay riesgo de muerte, desmayo ni locura.
De hecho, durante un ataque de pánico la presión arterial sube, no baja, por lo que el desmayo es muy poco probable.

La fobia a las sensaciones internas

Una parte importante del trastorno de pánico es el miedo al miedo.
Después del primer episodio, muchas personas comienzan a temer sus propias sensaciones corporales: el latido del corazón, la respiración, el calor.
Ese temor lleva a estar hipervigilante, lo que aumenta la percepción de cada cambio interno y refuerza el circuito del pánico.

Por eso, el tratamiento no solo apunta a calmar el cuerpo, sino también a reeducar la relación con las sensaciones internas, a través de técnicas como la exposición interoceptiva o la reestructuración cognitiva.

Recuperar el control: comprender para desactivar

Entender lo que pasa en el cuerpo cambia completamente la experiencia del pánico.
Cuando podés identificar los síntomas como parte de un proceso biológico predecible, ya no los vivís como señales de peligro.
Eso no los hace desaparecer de inmediato, pero sí reduce su poder.

“El miedo se debilita cuando lo conocemos, y se disuelve cuando lo atravesamos.”

🪷 ¿Querés trabajar tu ansiedad en terapia?

Si estás atravesando episodios de ansiedad o ataques de pánico,
no tenés que hacerlo solo.
En terapia podés aprender a reconocer las señales de tu cuerpo, entender tus pensamientos y recuperar la calma de manera sostenida.

Nuestro equipo de psicólogos te acompaña para que puedas sentirte mejor, a tu ritmo y con estrategias reales.
Podés solicitar tu primera sesión online desde nuestra página o escribirnos para recibir orientación personalizada.

👉 Empezá tu proceso en Punto de Acuerdo

Recordá: tu cuerpo no está fallando, está intentando protegerte.
El trabajo terapéutico consiste en enseñarle que ya no hay peligro.


Lic. Cannizzaro Macarena – MP 12441
Psicóloga | Punto de Acuerdo